jueves, septiembre 23, 2010

El mejor regalo del mundo




Hace once años, para ser exactos la noche del 21 de setiembre de 1999, me acosté a dormir como todos los días, dormir como todas las noches. Desperté el 5 de octubre, en una sala de terapia intensiva sin saber qué había pasado, ni porqué estaba allí. En pocos minutos me contaron, había sufrido un infarto y cuatro paros cardíacos (aclaro qué en ningún momento vi luz blanca alguna al fondo del pasillo, ni me llamo ningún abuelo tampoco llegué a ver desde arriba el quirófano donde estaban operando mi cuerpo ). Había sido entubado por lo tanto me mantuvieron en coma inducido hasta que me quitaron el respirador.
Ya bien despierto y enterado por lo qué había pasado, la rusa (para quién no sabe, mi mujer, mi compañera, mi amiga, la qué me salvo, es decir la persona mas importante para mi) salió diciendo ya vuelvo. Al rato volvió con un paquetito envuelto para regalo (con moñito y todo, me lo dio diciendo me "qué sintió la necesidad de regalarme algo y ahí y esto fue lo único que se le ocurrió". Rompí (como se usa ahora el papel y el moño") y quedo en mis manos la coctelera......UNA COCTELERAAAAA!!!!
Quién regala algo así en una de esas ocasiones?. Solamente la rusa señores, estoy convencido qué ese es el regalo dado con más amor qué haya recibido alguna vez.
Por eso quiero contar esta "historita" mía. De paso les digo que anoche, preparé un buen trago para festejar los 11 años.





















Mi coctelera

miércoles, mayo 26, 2010

FERIA DE SIMOCA (La más auténtica y la mejor)





Conocer la feria de Símoca, muy cerca de San Miguel de Tucumán es entrar al conocimiento popular más auténtico y también a una de las más antiguas tradiciones tucumanas. La feria se viene realizando hace más de 200 años todos los sábados. El lugar del evento es la estación abandonada Símoca del ferrocarril y rodeada por una plaza. Una de las principales características de la feria es que muchos de sus visitantes y puesteros, llegan en hermosos y muy bien cuidados sulkis, siendo estos más llamativos y de más pertenencia al lugar qué cualquier otro vehículo moderno.
Conozco varias ferias de aquí y del exterior, Mercado de Pulgas de París, El Rastro de Madrid, La de San Telmo, de Sao Paolo y muchas otras, pero ninguna se puede comparar a esta, aquí se respira espontaneidad, es como si los vecinos del lugar tengan un compromiso de estar ahí, ya por trabajo, ya por divertirse, reunirse con amigos, comer, comprar o vender, ya qué allí uno puede comprar de todo. He visto dos hombres que llevaban un enorme pescado de río,depositarlo en una mesa y una mujer al lado de ellos les compraba de a trozos del pescado y los cocinaba e iba vendiendo porciones. Mujeres con viejos calentadores o sencillos braseritos apoyados en el suelo y en un pequeño sartén ir friendo milanesas y preparando sandwiches que salían a pedido, otras ofreciendo empanadas o sabrosos pastelitos, en "los Ranchos" qué serían los restaurantes o para ser más modernos el "Patio de Comidas", qué se extiende en el medio y casi a todo el largo de la feria y qué generalmente son atendidos por toda una familia.
Allí se compra, se vende, se canjea de todo, herramientas viejas, artesanías, especias, verduras, carne, ropa nueva o vieja. Los olores se pegan a uno y se sienten ganas de llevarselos, ya sea el de la señora que fríe la milanesa o la que cocina el pescado, los de las especias o las frutas y verduras frescas. Pero creo que lo qué más se destaca es ese clima de tranquilidad provinciana y que nos hace sentir que uno tiene que estar allí para disfrutar y nada más.






Gente de Símoca








La buena vida



















Lengue, faso y fungi























Vendedor de especias

















Epa, no atropelle compañero

















Pasar el tiempo, mirar y encontrarse










Las mesas se comparten entre mayores y jovenes












Estoy llegando













Marchando uno de milanesa











El comercio a pleno













Lo dicho, aquí usted encuentra de todo











Negocios, colores y detrás los ranchos
(nuestros patios de comidas)










Por supuesto qué hay artesanías













A pesar del frío, acá estamos












El hombre, según los vecinos tiene 107 años