sábado, diciembre 29, 2007
sábado, octubre 27, 2007
Comienzo del viaje.
Pocos días después de una charla con Tito, mi primer amigo -con quién terminamos la escuela primaria-, decidimos hacer un viaje por el Noroeste argentino, ya qué juntos años atrás habíamos llegado hasta el Lago Roca en Ushuaia, es decir hasta donde se termina el país. Así es que decidimos llegar esta vez hasta donde empieza, es decir hasta La Quiaca.
Nuestra primer parada fue en la ciudad de Termas de Río Hondo, tranquila ciudad turística muy conocida por sus aguas termales que se ofrece en todos sus hoteles y hasta en algunas casas de familia. Es un lugar tranquilo con una variada oferta para el turista, aparte de los baños termales, casino, linda ciudad, atentos lugareños para atender a los visitantes, variados comercios en su mayoría sus dueños son descendientes de árabes fundamentalmente sirios o libaneses, colonias estás fuertemente ligadas a todo el Noroeste Argentino. También allí encontramos varias fábricas de alfajores, con mucho trabajo ya que su producción en su mayoría va a parar a las playas de la provincia de Buenos Aires y en ellas se venden como productos locales.
Como llegamos cerca del mediodía, al primero qué se nos cruzó le preguntamos donde se comía el mejor chivito o cabrito (la especialidad de la zona, aparte de las empanadas)
sin dudar nos dijo "lo de Ruben", también antes de llegar preguntamos a otras personas y todos fueron coincidentes en ello, así es que afilamos los dientes y hacia allí nos dirigimos. LLegamos a un lugar muy bien puesto, sin lujos pero muy pulcro y agradable y con muy buena atención. Como estabamos llegando después de muchas horas de conducir, pedimos nos indiquen por los baños, Bueno esto es lo qué encontramos.
Baños para niños completos y muy limpios.
Baños para mayores completos
Lo qué creo que hacen qué el lugar sea único en el mundo. De paso, el cabrito al asador que allí comimos fue el mejor de todo el viaje. Para tener en cuenta, el precio también es acorde con el servicio y para nada caro
Nuestra primer parada fue en la ciudad de Termas de Río Hondo, tranquila ciudad turística muy conocida por sus aguas termales que se ofrece en todos sus hoteles y hasta en algunas casas de familia. Es un lugar tranquilo con una variada oferta para el turista, aparte de los baños termales, casino, linda ciudad, atentos lugareños para atender a los visitantes, variados comercios en su mayoría sus dueños son descendientes de árabes fundamentalmente sirios o libaneses, colonias estás fuertemente ligadas a todo el Noroeste Argentino. También allí encontramos varias fábricas de alfajores, con mucho trabajo ya que su producción en su mayoría va a parar a las playas de la provincia de Buenos Aires y en ellas se venden como productos locales.
Como llegamos cerca del mediodía, al primero qué se nos cruzó le preguntamos donde se comía el mejor chivito o cabrito (la especialidad de la zona, aparte de las empanadas)
sin dudar nos dijo "lo de Ruben", también antes de llegar preguntamos a otras personas y todos fueron coincidentes en ello, así es que afilamos los dientes y hacia allí nos dirigimos. LLegamos a un lugar muy bien puesto, sin lujos pero muy pulcro y agradable y con muy buena atención. Como estabamos llegando después de muchas horas de conducir, pedimos nos indiquen por los baños, Bueno esto es lo qué encontramos.
Baños para niños completos y muy limpios.
Baños para mayores completos
Lo qué creo que hacen qué el lugar sea único en el mundo. De paso, el cabrito al asador que allí comimos fue el mejor de todo el viaje. Para tener en cuenta, el precio también es acorde con el servicio y para nada caro
viernes, octubre 19, 2007
jueves, septiembre 27, 2007
Hace como dos meses qué no vengo por aquí
En este tiempo de ausencia, estuve de viaje, y otros asuntos me mantuvieron alejados de este, "mi lugar" de reunión con amigos y visitado también por desconocidos, a quién puedo mostrarles mis trabajos y mis ratos de ocio. Como por estos lugares llegó la primavera, tengo este arco iris de flores, para comenzar el reencuentro.
martes, agosto 07, 2007
El otro milagro de San Cayetano
Me pregunto, si un día tiene 86.400 segundos, como es posible qué pasen ante su imagen más de un millón de personas en ese tiempo ?. Alguien se está equivocando y tengo entendido qué las matemáticas son una ciencia exacta.
jueves, agosto 02, 2007
Pintura y fotografía
Meses atrás fui invitado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Del Pilar, a exponer algunas fotografías de mi autoría en el "stand", en el cual exponían, pintores, escultores, artesanos plateros y de sogas, mi participación sería con fotos de polo y todos los expositores seríamos vecinos en la Expo Estilo Pilar Polo 2007, en el mencionado "stand" de la Secretaría de Cultura.
Un día de recorrida en la Expo, ya inaugurada, me encontré con J. C. Barbieri, pintor pilarense dedicado fundamentalmente a pintar caballos y polo. Y me contó que estaba exponiendo en la sala Polo y Arte, me dijo, "anda date una vueltita por la sala y vas a ver un cuadro de una de las fotos que me diste".
El cuadro se llamaba "Jugador" y era una toma de Bartolomé Castagnola jugador de La Dolfina. Barbieri, me dio mucho placer y me sentí muy halagado, gracias.
Un día de recorrida en la Expo, ya inaugurada, me encontré con J. C. Barbieri, pintor pilarense dedicado fundamentalmente a pintar caballos y polo. Y me contó que estaba exponiendo en la sala Polo y Arte, me dijo, "anda date una vueltita por la sala y vas a ver un cuadro de una de las fotos que me diste".
El cuadro se llamaba "Jugador" y era una toma de Bartolomé Castagnola jugador de La Dolfina. Barbieri, me dio mucho placer y me sentí muy halagado, gracias.
domingo, julio 22, 2007
Hoy me encontré con esta grata sorpresa
Esquina Brasil y Defensa.
Fue grato para mi descubrir, tal como lo había dicho, qué cada uno de sus clientes, eramos un pedacito del Británico.
BAR BRITANICO
UN REMANSO DE ARTISTAS BOHEMIOS Y AMIGOS
En San Telmo y sus alrededores Nº 23
Julio 1999
Desde la ventana se ve pasar a hombres enloquecidos bajo un ritmo supersónico, que viajan desesperados por las calles de Brasil y Defensa en busca de algún negocio, trabajo, amor o simplemente un recuerdo. Es necesario cruzar el umbral, deslizarse por las puertas añejas del bar, para que el 2 x 4 nostálgico y seductor revolotee por las cabezas de aquellos que en ese instante, dejan detrás su anonimato para atornillarse al Británico y descansar en familia.
El bar mantiene un estilo propio, lejano, en una construcción de principios de siglo XX y que permanece en el presente como una burbuja que resiste al paso del tiempo. Sin embargo no se conoce en detalle su origen, "ni los dueños saben como comenzó todo" comenta Carlos, empleado del Británico desde hace más de 17 años, y continúa diciendo: "tenemos de referencia lo que la gente como cliente nos cuenta".
Se dice que fue allá por la década del 20, que en ese mismo edificio funcionaba una pulpería con el nombre de "La Cosechera". Ésta fue punto de reunión y encuentro de excombatientes Ingleses de la primera guerra mundial, alojados en la vieja casona de la avenida Garay, lo que hoy se conoce como el Hotel Savalía. El barrio por aquella época también contaba con "el conventillo de los ingleses", así se le decía a la construcción que se levantó por aquellos años en Bolívar y Caseros para albergar a los directivos de los Ferrocarriles del Sur, compañía del Reino Unido.
Es por ello y gracias a la creatividad de su antiguo dueño, que la vieja Cosechera se pasó a llamar Bar Británico.
Su ubicación es casi estratégica, está rodeado de periódicos como Clarín, Crónica, Página 12, y además, se ve poblado de atelieres que hacen del lugar un encuentro de pintores, músicos, periodistas y escritores como Ernesto Sábato, que encontró parte de su inspiración de la novela "Sobre Héroes y Tumbas" sentado en la intimidad del reservado, ese rinconcito que divide al bar en dos, pero sin hacer distinción de clientes. Viejos habitués supieron ser los hermanos Américo, jugadores de San Telmo, o Adolfo Pedernera y Don Abel Ferreira de Boca Juniors. Hoy son frecuentes las visitas de artistas plásticos de gran peso como Norberto Gómez, Felipe Noé, o también músicos de la talla de Jorge Pinchevsky, que encuentran en el bar su remanso.
Los dueños actuales, Miñones, Manolo y José, tres mozos provenientes de Galicia; tomaron el bar allá por los años ´60 y mantuvieron su estructura básica sin hacer ninguna reforma. Ello hace que al entrar se perciba esa "magia de lo antiguo" dice Carlos coincidiendo con Pascual Beldeverde, reportero gráfico, que con un licor en la mesa, asegura que es "uno de los pocos lugares, sino el único, que se mantiene abierto las 24 horas" y agrega: "vos podés venir en cualquier momento y por más que estés solo te podes encontrar con un amigo o charlar con el mozo, tomar una ginebra , un café, un vino y pasar un momento grato. Eso en otros lugares ya se perdió". Su compañero Cacho Velardochio, también reportero gráfico asiente con la cabeza y tira su frase: "Son como pedacitos del Buenos Aires viejo que van quedando", permanece unos segundos en silencio y continúa: "Mirá, hace 20 años que no venía por acá y está igual. Es un pedacito viejo pero también tuyo."
A lo largo del tiempo, el Británico se convirtió en un eterno testigo de las cambiantes épocas y modas de los argentinos. En los ´60 se vistió de fiesta y no desentonaba para nada con la gran movida cultural. En sus mesas cobijaba a estudiantes de la Facultad de Bellas Artes (ubicada por aquellos años en la calle Brasil e Ingeniero Huergo). Fueron los chicos, que apasionados en las exposiciones y eventos culturales, agradecieron el permiso de los dueños y crearon el primer panel literario del barrio. Pero no todo fue bellas artes, en la década del ´80 el bar chocó con la tristeza del nacionalismo hueco de la Guerra de Malvinas en el momento que "alguien" rompió la vidriera de un piedrazo. Los propietarios del bar que no querían involucrarse en peleas nacionalistas cambiaron el nombre. Para sorpresa de todos lo rebautizaron como "Tánico" con las mismas letras y logo pero sin el "Bri". Pasaron los meses, la guerra, los años y el "Tánico" aun se mantenía, "hasta que un buen día" recuerda Carlos, "nos encontramos con la visita de un turista griego que preguntó el por qué del cambio de nombre. Se le dio una respuesta que no comprendió y luego nos comunicó que en su lengua esa palabra significa muerte. Enseguida se llamó al letrista y se dibujó el Bri faltante".
Hoy aquel suceso se rememora con una sonrisa, una anécdota más entre tantas de un bar histórico como el Británico en el que, a pesar del paso del tiempo, la canción sigue siendo la misma: Manolo transita el salón con una "Valle Viejo" en su bandeja, detrás de él, Carlos "le baldea las patas al escabio". En sus mesas se encuentran los viejos amigos, músicos, escritores, estudiantes de periodismo, historia, psicología, todos comparten un momento; una eternidad. En el reservado una chica escribe y mira por la ventana, cerca de ella una pareja se besa y, del otro lado de la vitrina, bajo el panel cultural, se encuentra la mesa de ajedrez atestada por fanáticos que se pierden en su juego. Y todo transcurre con calma en un ambiente característico del bar tradicional porteño.
Patricio Escobar
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Fue grato para mi descubrir, tal como lo había dicho, qué cada uno de sus clientes, eramos un pedacito del Británico.
BAR BRITANICO
UN REMANSO DE ARTISTAS BOHEMIOS Y AMIGOS
En San Telmo y sus alrededores Nº 23
Julio 1999
Desde la ventana se ve pasar a hombres enloquecidos bajo un ritmo supersónico, que viajan desesperados por las calles de Brasil y Defensa en busca de algún negocio, trabajo, amor o simplemente un recuerdo. Es necesario cruzar el umbral, deslizarse por las puertas añejas del bar, para que el 2 x 4 nostálgico y seductor revolotee por las cabezas de aquellos que en ese instante, dejan detrás su anonimato para atornillarse al Británico y descansar en familia.
El bar mantiene un estilo propio, lejano, en una construcción de principios de siglo XX y que permanece en el presente como una burbuja que resiste al paso del tiempo. Sin embargo no se conoce en detalle su origen, "ni los dueños saben como comenzó todo" comenta Carlos, empleado del Británico desde hace más de 17 años, y continúa diciendo: "tenemos de referencia lo que la gente como cliente nos cuenta".
Se dice que fue allá por la década del 20, que en ese mismo edificio funcionaba una pulpería con el nombre de "La Cosechera". Ésta fue punto de reunión y encuentro de excombatientes Ingleses de la primera guerra mundial, alojados en la vieja casona de la avenida Garay, lo que hoy se conoce como el Hotel Savalía. El barrio por aquella época también contaba con "el conventillo de los ingleses", así se le decía a la construcción que se levantó por aquellos años en Bolívar y Caseros para albergar a los directivos de los Ferrocarriles del Sur, compañía del Reino Unido.
Es por ello y gracias a la creatividad de su antiguo dueño, que la vieja Cosechera se pasó a llamar Bar Británico.
Su ubicación es casi estratégica, está rodeado de periódicos como Clarín, Crónica, Página 12, y además, se ve poblado de atelieres que hacen del lugar un encuentro de pintores, músicos, periodistas y escritores como Ernesto Sábato, que encontró parte de su inspiración de la novela "Sobre Héroes y Tumbas" sentado en la intimidad del reservado, ese rinconcito que divide al bar en dos, pero sin hacer distinción de clientes. Viejos habitués supieron ser los hermanos Américo, jugadores de San Telmo, o Adolfo Pedernera y Don Abel Ferreira de Boca Juniors. Hoy son frecuentes las visitas de artistas plásticos de gran peso como Norberto Gómez, Felipe Noé, o también músicos de la talla de Jorge Pinchevsky, que encuentran en el bar su remanso.
Los dueños actuales, Miñones, Manolo y José, tres mozos provenientes de Galicia; tomaron el bar allá por los años ´60 y mantuvieron su estructura básica sin hacer ninguna reforma. Ello hace que al entrar se perciba esa "magia de lo antiguo" dice Carlos coincidiendo con Pascual Beldeverde, reportero gráfico, que con un licor en la mesa, asegura que es "uno de los pocos lugares, sino el único, que se mantiene abierto las 24 horas" y agrega: "vos podés venir en cualquier momento y por más que estés solo te podes encontrar con un amigo o charlar con el mozo, tomar una ginebra , un café, un vino y pasar un momento grato. Eso en otros lugares ya se perdió". Su compañero Cacho Velardochio, también reportero gráfico asiente con la cabeza y tira su frase: "Son como pedacitos del Buenos Aires viejo que van quedando", permanece unos segundos en silencio y continúa: "Mirá, hace 20 años que no venía por acá y está igual. Es un pedacito viejo pero también tuyo."
A lo largo del tiempo, el Británico se convirtió en un eterno testigo de las cambiantes épocas y modas de los argentinos. En los ´60 se vistió de fiesta y no desentonaba para nada con la gran movida cultural. En sus mesas cobijaba a estudiantes de la Facultad de Bellas Artes (ubicada por aquellos años en la calle Brasil e Ingeniero Huergo). Fueron los chicos, que apasionados en las exposiciones y eventos culturales, agradecieron el permiso de los dueños y crearon el primer panel literario del barrio. Pero no todo fue bellas artes, en la década del ´80 el bar chocó con la tristeza del nacionalismo hueco de la Guerra de Malvinas en el momento que "alguien" rompió la vidriera de un piedrazo. Los propietarios del bar que no querían involucrarse en peleas nacionalistas cambiaron el nombre. Para sorpresa de todos lo rebautizaron como "Tánico" con las mismas letras y logo pero sin el "Bri". Pasaron los meses, la guerra, los años y el "Tánico" aun se mantenía, "hasta que un buen día" recuerda Carlos, "nos encontramos con la visita de un turista griego que preguntó el por qué del cambio de nombre. Se le dio una respuesta que no comprendió y luego nos comunicó que en su lengua esa palabra significa muerte. Enseguida se llamó al letrista y se dibujó el Bri faltante".
Hoy aquel suceso se rememora con una sonrisa, una anécdota más entre tantas de un bar histórico como el Británico en el que, a pesar del paso del tiempo, la canción sigue siendo la misma: Manolo transita el salón con una "Valle Viejo" en su bandeja, detrás de él, Carlos "le baldea las patas al escabio". En sus mesas se encuentran los viejos amigos, músicos, escritores, estudiantes de periodismo, historia, psicología, todos comparten un momento; una eternidad. En el reservado una chica escribe y mira por la ventana, cerca de ella una pareja se besa y, del otro lado de la vitrina, bajo el panel cultural, se encuentra la mesa de ajedrez atestada por fanáticos que se pierden en su juego. Y todo transcurre con calma en un ambiente característico del bar tradicional porteño.
Patricio Escobar
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viernes, julio 20, 2007
Qué lo parió, negro!!!
A estos tipos los aprete, pensando que se te habían escapado de algún libro tuyo o de un dibujo.
Por primera vez la muerte me sorprende, no por el hecho de la muerte en si. La tuya se "vivió", como otra cosa, así como lo deseaste, nada de lugares magnos, nada de ostentación, solo un lugar para el respeto de quienes te quisieron. Por primera vez en mi vida, no vi cámaras histéricas, no escuche preguntas boludas. En el aire había una sensación "que algo, no estaba mas", pero a la vez sentía, que se habia llenado un espacio, qué siempre estuvo vacio hasta que apareciste vos para ocuparlo y que ya quedó allí, de regalo para nosotros y por siempre. No tuve el orgullo de conocerte, aunque algunas veces nos cruzamos y hasta alguna vez "aprete" alguna foto tuya. Pero siempre pensé, como me habría gustado haber sido amigo de este tipo. No hace falta aclarar que estoy hablando de Roberto "Negro" Fontanarrosa
Por primera vez la muerte me sorprende, no por el hecho de la muerte en si. La tuya se "vivió", como otra cosa, así como lo deseaste, nada de lugares magnos, nada de ostentación, solo un lugar para el respeto de quienes te quisieron. Por primera vez en mi vida, no vi cámaras histéricas, no escuche preguntas boludas. En el aire había una sensación "que algo, no estaba mas", pero a la vez sentía, que se habia llenado un espacio, qué siempre estuvo vacio hasta que apareciste vos para ocuparlo y que ya quedó allí, de regalo para nosotros y por siempre. No tuve el orgullo de conocerte, aunque algunas veces nos cruzamos y hasta alguna vez "aprete" alguna foto tuya. Pero siempre pensé, como me habría gustado haber sido amigo de este tipo. No hace falta aclarar que estoy hablando de Roberto "Negro" Fontanarrosa
lunes, julio 09, 2007
Después de más de 80 años, volvió la nieve
Hoy en Buenos Aires, tal vez para qué tengamos un 9 de julio distinto a todos, comenzó la mañana con algunos toques de aguanieve, (aquí en Del Pilar) justamente mientras desayunaba, me enteraba que en Pergamino estaba nevando, cerca de las 15.00 hs. empezaron a caer algunos copos de nieve. Pero ni en sueños me podía imaginar lo que iba a ver hoy este 9 de julio doblemente histórico. Voy a poner en este blog algunas fotos de lo que paso por mi casa y cerca de ella.
Nieve sobre el Arroyo Verde
Histórico por 2, 9 de Julio y nieve.
17.30 hs., el frente de casa era este
17.15 hs., el fondo de casa se veia así
Satán y Devil hoy conocieron la nieve
A las 16.45 hs. una vista de mi calle.
A las 16.00 hs. el frente de casa estaba así.
Nieve sobre el Arroyo Verde
Histórico por 2, 9 de Julio y nieve.
17.30 hs., el frente de casa era este
17.15 hs., el fondo de casa se veia así
Satán y Devil hoy conocieron la nieve
A las 16.45 hs. una vista de mi calle.
A las 16.00 hs. el frente de casa estaba así.
sábado, junio 23, 2007
martes, junio 19, 2007
Fotos y fotitos casuales
Solitaaaaaaa????????
No es una pintura. Iba caminando por una calle de Washington, llovía mire la vereda, estaban allí los colores de otoño y casuales.
En pleno Washington D.C., un veterano de Vietnam esta procurandose su cena.
Al paisano Roverano no solo le gastaron la herencia, también le cortaron una pierna y le afanaron la mano.
Tranquilo qué arriba está todo bien
Esperando por enamorados
Equilibrio.
Este si qué entregó el sable de verdad
Enamorada de un caballo en pleno Times Square
Dandose el gusto. Aerobismo por Florida.
Diagonales y contraluz
No es una pintura. Iba caminando por una calle de Washington, llovía mire la vereda, estaban allí los colores de otoño y casuales.
En pleno Washington D.C., un veterano de Vietnam esta procurandose su cena.
Al paisano Roverano no solo le gastaron la herencia, también le cortaron una pierna y le afanaron la mano.
Tranquilo qué arriba está todo bien
Esperando por enamorados
Equilibrio.
Este si qué entregó el sable de verdad
Enamorada de un caballo en pleno Times Square
Dandose el gusto. Aerobismo por Florida.
Diagonales y contraluz
lunes, junio 18, 2007
Imágines para la memoria
viernes, junio 08, 2007
sábado, junio 02, 2007
viernes, mayo 25, 2007
lunes, mayo 21, 2007
Mira para arriba
lunes, mayo 14, 2007
Fotos al voleo (vale todo)
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